II
Y cómo callejear tu belleza,
tus ojos alcores, tu cabello
el altar donde aguardo tus palabras con las mías,
el licor ovacionado.
Nuestras voces, el espejo
donde nuestros cuerpos
se hunden
vaciando el espacio
que ya no existe entre palabra y palabra.
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A Amanda Herrador.
Una hembra fecundada de estigmas
siembra sed con el eco de su paladar.
Desasosegado,
rastreo arando su ausencia.
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Si la lluvia fueras toda tú mujer (Incompleto)
0 comentarios Publicado por Ricardo Paniagua en 21:41
al verte sumergir entre las paredes
que no son mi piel,
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Rascuña el albor de su mirada.
De inmediato se sustancia
entre lágrimas intactas,
menguando su sangre insuficiente
y no puedes.
Intoxicándose pasos rayados,
se expelan poemas sudoríparos
y la altura atropellada.
(A propósito)
.
Sonreía como si hubiese pintado con mis palabras un cuadro al cual le faltó espacio para la tinta. Fumaba contando las piedras, esperando que se acabara el cigarro. Su manera de hablar era como la depresión de la vida. Amo recordar a veces cuando me da la espalda enfrentándome a la herida de luz en su cuello confundida con los cabellos rubios. El miércoles cuando la vea, haré todo lo posible por desnudarme y tocar con todo mi cuerpo sus ojos hermosos, tibios y firmes mientras me devoran por pedazos.